domingo, 28 de abril de 2013

CENTENARIO


Soy viejo, lo cual me da el derecho a la pataleta, al cabreo, a ser intransigente respecto al futuro incierto al que me someten.

Me presento... soy un olivo, centenario, inquieto; las historias que llevo en mi cuerpo son inmensas, guerras, fríos inviernos, gobiernos, mamelucos impotentes intentando conquistar el mundo,... y yo presente en todos esos acontecimientos, reportero gráfico de toda una era de locura generada por un simple animal, dicen que cuerdo, el hombre.

Voy para el milenio, toda una vida llena de buenos y malos recuerdos; aquel? se ahorcó en una de mis ramas, aquella? parió en mis faldas, aquellos? durmieron a mi lado en campaña, las balas pasaron rozando mis frágiles tallos; en época de recogida di mis mejores frutos para dar vida a muchos de ellos, complaciente, sin inmutarme por la cantidad de palos que recibió mi cuerpo, pasó el tiempo.

Mis arrugas muestran los años, mis raíces incrustadas profundamente en la tierra de este pueblo, mis historias grabadas a estilete sobre todo mi cuerpo, corazones, nombres, "yo amo a ella", un sin fin de recuerdos entregados a mi custodia, yo? contento.

Arrancaron mis raíces de cuajo, transportaron mi cuerpo sin tener en cuenta el daño ocasionado, empotraron mis ilusiones de seguir siendo un simple árbol;  olvidado al lado de una carretera demasiado transitada, "Olivo centenario" rezaba en mi espalda, flagelaron mi intimidad alegando mentiras infundadas.

Mis días acabaron en el jardín de un idiota que ni tan siquiera tenía idea de mi cuna, la moda del olivo centenario se extendió entre los humanos, desgajaron todas las colinas, masacraron montañas enteras con el único propósito de hincharse como sapos pues tenían a un patriarca, preso, desolado, sin importarles que lo habían asesinado.

Seco, sin agua en mis venas, descuidado, muero en este mínso prado, el jardín de un desalmado.


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