"Los monaguillos de la Seo"
Acuarela del pintor Rafael Sempere
cedida por D. José Ramón Juan Albero de su blog:
cedida por D. José Ramón Juan Albero de su blog:
Una etapa de mi vida 1963
Hace años se estilaba que en cada familia hubiese un clérigo o una hermana de Dios, o sea, una monja.
En mi familia no fueron menos, pretendieron que mi futuro fuese adornado por un hábito negro, alzacuello blanco y una resplandeciente coronilla pelada al estilo Vaticano.
Sin mi permiso me enrolaron en un Seminario, días interminables de estudios, misas y rosarios, ni un momento de respiro ni de asueto, imposible dedicar dos segundos a mis pretensiones venideras.
Pasan los días, no hay remedio, sigo con mi lucha interior pues no era lo que mis pensamientos dictaban a mi cerebro; ayudante de misa eterno, componente intrínseco del coro monagesco de la catedral, un infierno.
Entre libros y sacramentos!... un tiempo muerto encomendado a las faenas de organización de eventos, cálices repletos de maná divino, vinajeras con buen vino, agua bendita, incienso y demás elementos necesarios en cada celebración de la Eucaristía diaria de aquel convento.
Pero llegó el día, la puerta de la bodega entreabierta, dos compañeros y yo en el suelo embriagados de tanta sangre divina, repletos de maná, etílicos hasta las cejas, impresentables seminaristas con una borrachera supina descubiertos en flagrante delito por la autoridad suprema de dicho convento.
Llamaron a nuestros padres, ante nuestras miradas de terror, el Prefecto de la congregación solo dijo estas palabras:
" Sus hijos no tienen fe".
Expulsados sin razón por tener una juerga privada con nuestro creador; más fe teníamos nosotros que nos lo pasamos de muerte con ÉL entre copa y copa y no rezando a dios sabe quien desde la mañana al anochecer.