Soportando mi cabeza con la mano, el brazo tenso, el codo clavado en el sillón, pienso...
Si en la inmensidad del universo solamente somos un pequeño granito de arena, si mis deseos más profundos se quedan en una simple decepción, si por más que quiera nunca disfrutaré de la visión de otros mundos gemelos, los hay a millón, ¿porqué tanta desilusión?; sé que deben rebosar las maravillas de este cielo, ese más allá que nos contempla, ese compendio de vida suspendida en el vacío, esa verdad, lejos, muy lejos, me siento un diminuto duendecillo dentro de un país de gigantes sin posibilidad de llenar mis ojos de maravillosos espectáculos de color y fuego.
Hoy... me siento un microbio dentro de un colosal cuerpo estelar.
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